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La Travesía

viernes, 3 de agosto de 2012

TRAVESÍA SUPERCONJUNTADA DE PORTUGAL, DECIMOCUARTA PARTE (y IV)
                                      Día 3 : São Martinho do Porto – Nazaré

Bueno, mientras busco y junto las cosas para mi próxima salida  - la semana que viene espero llegar a Figueira da Foz - empiezo mi crónica del tercer tramo de la decimocuarta etapa de la travesía superconjuntada con una foto muy especial,  “PORTUGUAL ÉSTÁ NA MERDA”, si no lo sabíais antes ahora ya sí. Además este punto en el camino marca un hito también especial (como acabo de calcular estos días): marca los dos tercios de mi caminata, he recorrido ya dos tercios de “Portugual”, dos tercios de mi travesía real y proyectada de Vila Real de Santo António a Caminha, la frontera con Galicia.
Y nada, entre São Martinho y Nazaré, pues muchas playas de ensueño he visto, sin poder bajar a tomar el sol en ellas, sitios increíbles, kilómetros y kilómetros de arena dorada sin un alma, sin un chiringuito.
Entonces hay alguna pega con esas playas, pasa algo ¿no? ¿Dónde está el truco? Pues el truco es… el viento… al chiringuito (y a las almas) se los llevaría volando. Por lo menos el día que yo caminaba por la zona, pero creo que es siempre, el maldito viento nunca deja de soplar y los únicos que aguantan en esas playas son pájaros, surfistas y algún ala delta perdido.
Pero hacen un paisaje espectacular y me siento afortunada de haber podido cruzar esta impresionante región, disfrutando del paisaje y viendo y respirando la maravillosa naturaleza … hasta que pasó el camión de la basura. Ahem.
 Pues sí. Portugal. Dos caras de una misma moneda…
Y al fin aparece Nazaré en el horizonte. ¿Veis ese cruce entre acantilado y montaña que hay a la izquierda de la foto? Pues allí tengo que subir a pie, dentro de –glup– tres días…
A Nazaré se llega cruzando una especie de cementerio para barcos hechos polvo, es un poco surrealista,
 pero al menos sabes que estás en Nazaré.
 Luego solo tienes que seguir la fila de congeladores averiados para…

recalar en la famosísima Praia da Nazaré con sus pescadores y sus señoras con siete faldas (as sete saias da Nazaré, les hacen parecer gordísimas) y con todas esas cosas que llevan en la cabeza… barreños de plástico, cajas de cartón... Se supone que Nazaré te tiene que decepcionar por se supone que el turismo ha venido a aplastar toda esa antigua vida, pero a mí no me decepcionó nada, ¡todo lo contrario! Me pareció divertidísimo Nazaré, lleno de tradiciones y callejones y bullicio y … viento … y para mí ha marcado el fin de una etapa de las mejores de Superconjuntada, una etapa como Dios manda, a veces ni sé qué contar pero todos los tres días he caminado con una sonrisa de oreja a oreja, y eso es lo que he venido buscando con esto, me parece.

Mañana os hablaré más de la montaña, para que recéis por mí la semana que viene. 

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